Detalle del cartel, todas las palabras, como suele suceder en estos casos, de grandes catástrofes naturales, se quedan cortas, pero quizá este lema pueda tener ahora una mayor importancia. Son muchos los voluntarios que están empleando su tiempo en ayudar, desde los teléfonos, en protección civil, con la vigilancia de zonas peligrosas, con el apoyo psicológico a las víctimas... La ciudad entera ha enfermado y la humanidad está tratando de curar en lo posible.
Aunque volver a la normalidad y pasear en esta ciudad cotidianamente, con la paz y la felicidad del tiempo libre, son cosas que parecen ahora muy lejanas, volverán, de eso no hay duda. El lorquino se tendrá que armar de paciencia para recuperar lo que hace escasos tres días disfrutaba, pasarán meses quizá, pero desde ya se ha empezado la reconstrucción, lo primero: las personas, el agua, la luz, bienes de primera necesidad, como el amor de personas desde puntos muy lejanos, que han llamado cediendo las llaves de su casa, desde el Ayuntamiento, los servicios sociales, están tomando nota a estas personas que, empáticas y generosas, se sienten hoy hermanadas con el pueblo de Lorca, gracias a todos ellos y ellas, a los que se ofrecen y a los que recojen esas llamadas, tomo nota -como diría Paco rabal-.
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