han sido muy ostensibles en lo visual de la ciudad, pero el análisis que de verdad necesitan los lorquinos está en saber asimilar el "nuevo hecho" (aunque históricamente era conocido, no se le daba la verdadera importancia) de estar sobre una falla sísmica. La manera de construir debe cambiar, los lugares dónde deben hacerlo también.
¿Evolucionará Lorca hacia un modelo de ciudad muy extensa y de casa bajas, tipo Los Ángeles? El tiempo lo dirá. Aunque la precariedad económica de esta crisis en la que estamos inmersos es muy probable que anestesie los recuerdos. Y las cifras, tan importantes en el impacto mediático, parecen quitarle preponderancia frente a los terremotos sucedidos en otras partes del mundo recientemente, donde hubo muchos más muertos. Pero la verdad es que ha tocado un "premio de la lotería" muy repartido, un pedrea, diría yo ( y no hay que olvidar nuestro humor negro, tan español), y al pueblo de Lorca le va a costar más que a otros sitios superarlo, si entendemos por superarlo: perderle el miedo y mantener el respeto, actuando por lo tanto para que la próxima (ahora sí hablamos en estos términos de certeza) no suponga más que un susto, y la gente pueda seguir en sus casas, como hacen en Japón casi habitualmente. En el análisis del impacto social hay que destacar el cambio en las fortunas, del día a la noche, en lo laboral, comercios prósperos se preparan a pasarlo mal, desempleados dela construcción tendrán trabajo, como si el terremoto hubiese movido todas las figuritas de la repisa, así han bailado los trabajos, aunque, no hay que olvidarse, es el tesón de las personas el que, a la larga, les permite mantenerse en una situación buena, y el fenómeno de la reconversión laboral seguirá adelante, la construcción no es una industria de futuro, así que debemos seguir diciendo a nuestros jóvenes que estudien nuevas cosas y sigan innovando, con la ilusión que sólo ellos pueden tener.